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El servicio era de primera clase y muy recomendable hacer reservas, especialmente los fines de semana. Me alegro de encontrar esta joya en la zona de Wynwood. ¡No puedo esperar a volver!
ACERCA DE
Al entrar en Doya, uno cree haberse teletransportado a un frondoso paraíso 🌿 escondido en algún encantador rincón del mundo. La fachada, un exuberante abrazo de palmeras y plantas, susurra el tentador secreto: has encontrado la joya oculta de Miami.
A la llegada, la disposición inmediata de los asientos hace pensar que se trata de un asunto eficiente, pero es la calidez de la bienvenida lo que realmente le hace sentir que se encuentra ante un placer. Un animado camarero se encarga no sólo de servir, sino también de guiarle por el tapiz culinario con sabiduría y entusiasmo.
Ahora, para los veganos, ¡alégrense! Sus opciones aquí no son meras ocurrencias; son sinfonías en un plato. Pero fue el cordero del Adana Kebab y el encanto rubí del hummus de remolacha lo que realmente cantó a mi paladar. Con un tierno cordero que baila de sabor y un pan recién horneado que invita a mojar en cada plato, es teatro gastronómico en estado puro.
No se trata sólo de platos individuales, sino de la experiencia. Su menú es todo un arte: el cremoso remolino de puré de alcachofas, la impecable elaboración del kebap de col y el sensual canto de sirena de la salsa de berenjenas. Y en cuanto al Baklava de pistacho, digamos que es el tipo de postre sobre el que escribirías sonetos 🍰.
En el vasto paisaje culinario de Miami, Doya brilla con luz propia. Ya sea una cita para dos o una tranquila velada de introspección con suntuosa comida, el ambiente marca la pauta para los recuerdos 🍽️✨. Así que, si estás trazando un mapa culinario de la ciudad, asegúrate de que Doya sea una estrella en ese mapa.